El nacimiento de Jesús.

El libro de Lucas es un relato de simbolismo y significado profundo, que enuncia conceptos espirituales sobre la encarnación divina, la pureza y la entrega de Jesús.

Si bien es cierto en la tradición hindú encontramos similitudes con conceptos de avatares y seres que descienden al mundo con el propósito del restauras equilibrio y justicia, así mismo el nacimiento de Jesús fue anunciado por un Ángel a una joven llamada María, y es también el cumplimiento de una profecía. Jesús es el hijo de Dios, enviado a traer luz y redención al mundo.

«El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.» (Lucas 1:30-31)


¿Qué interesante analogía no? Este Jesús a quienes algunos le llaman profeta o un maestro más en la historia del mundo, es descrito en la biblia como el hijo de Dios. No obstante es el protagonista del Nuevo Testamento, donde se presenta la transformación del corazón humano, ahora Dios habita en nosotros gracias a la llegada del mesías y al cumplimiento de la promesa divina.

Jesús nace con un propósito muy bien marcado, guiar a la humanidad hacia el amor y la compasión, es su misión restauradora. «Porque me han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.» (Lucas 2:30-32)

Lucas nos relata que María y José tienen que viajar a Belén, y que al no encontrar posada, Jesús nace en un pesebre, ¿Qué mensaje nos deja estas líneas? Una actitud de renuncia y desapego, donde se revela la grandeza espiritual, no solamente de Dios hecho hombre sino también de Maria y José, en un acto de entrega a la voluntad divina. 

«María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (Lucas 1:38), la madre de Jesús, en una muestra de fe inquebrantable y aceptación del propósito divino. 

Aún sin comprender demasiado de que se trataba el hecho de ser la madre de Dios en este mundo, María estaba dispuesta y con el corazón dividido, el hijo que tuvo en su vientre sería el Salvador del mundo… 

«Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.» (Lucas 2:19)

Viajaba al silencio interior, a la contemplación, sin ansiedad entregaba sus angustias a Dios, Maria busca comprender el propósito interior de lo que acontece. 

Otro dato que me gustaría dejar aquí acerca del nacimiento de Jesús, es que no solamente representa un evento histórico, sino que es un recordatorio de la presencia divina en cada uno de nosotros. Todos tenemos la oportunidad de nacer una vez más, a una nueva vida llena de paz, amor y humildad para compartirla con el resto de la humanidad. 

Scroll al inicio